Un año de justicia
Publicado por Gabriela Cruz
Vctimas: 118 de Jefatura, 97 de ‘el Arsenal’. 55 víctimas tenían hijos. 4 mujeres estaban embarazadas, 3 hombres esperaban el nacimiento de sus hijos. No los conocieron. Números que son más que eso, son historias. Historias de vidas que por más de 30 años parecían que iban a quedar solamente en la memoria de quienes los amaron. Historias que un puñado de hombres, que se creían dueños de todo, decidieron cambiar. Que hoy, a pesar de todo lo hecho por silenciarlas, se cuentan, se escriben, se gritan.
El martes 12 se cumple un año desde que empezó el juicio por delitos de lesa humanidad más grande del noroeste argentino, la ‘megacausa’ Jefatura II Arsenales. A lo largo de este año pasaron más de 400 testigos y se leyó el testimonio de otras 400 personas. Se visitó uno a uno los lugares donde muchos de esos sobrevivientes padecieron el infierno. Jefatura de Policía, Escuela de Educación Física, Reformatorio, Nueva Baviera, ‘Escuelita’ de Famaillá, Comisaría de Monteros, Caspinchango, Santa Lucía, Arsenales. Y los lugares que preservaron los restos, la prueba irrefutable: las fosas en el Arsenal y el Pozo de Vargas. Y llegó el momento de los alegatos, “la justicia está en los alegatos”, dice una de las familiares. Es que allí no solo se habla, se reivindica, e independientemente de la sentencia, se hace justicia en la palabra y con la palabra.
El jueves 7 terminaron de presentar los alegatos todas las querellas. Entre los últimos en hacerlo estuvieron Daniel Mendivil y Juan Cárlos Véliz. Los abogados hablaron de la usurpación del inmueble de calle Frías Silva al 200. En esa vivienda vivía el matrimonio de Diana Oesterheld y Carlos Araldi. La pareja alquilaba la casa a don Onésimo Marini cuando, en 1976, Diana fue secuestrada junto a su hijo de poco más de un año. Carlos fue asesinado y el pequeño fue abandonado en la Casa Cuna de donde fue retirado por sus abuelos paternos. Diana, que estaba embarazada de más de 6 meses, permanece desaparecida. La propiedad en la que el matrimonio se encontraba viviendo fue ocupada, según indican varios testimonios, por María Elena Guerra. Ella y Roberto Heriberto Albornoz, quien estuvo a cargo del secuestro de Oesterheld, habrían mantenido una relación amorosa. María Elena Guerra se encuentra imputada por esta usurpación.
Los querellantes indicaron que la imputada no pudo explicar cómo llegó a vivir en la propiedad de los Marini. Sostuvieron que se contradijo en las diferentes declaraciones. Que los testigos presentados por la defensa incurrieron en falso testimonio. Solicitaron que la fiscalía los investigue por este delito, al igual que a los abogados defensores quienes, según indicaron, actuaron con ‘mala fe procesal’. Finalmente hicieron la petición de la pena de tres años de prisión e inhabilitación absoluta por igual tiempo, por el delito de usurpación de la propiedad, con calificación de delito de lesa humanidad.
A continuación se refirieron al caso de la familia Osores. Carlos Osores, militante comunista, permanece desaparecido. La familia fue víctima de tres operativos en los que los saquearon y los golpearon. En el primero de ellos violaron a una menor de 15 años que se encontraba en la vivienda. Los testimonios presentados por esta causa contaron con detalle lo sucedido. Afirmaron haber reconocido, entre los secuestradores, a Francisco ‘Pancho’ Orce y a Mario ‘Malevo’ Ferreyra. Mendivil y Véliz no pidieron pena para Ernesto Rivero y Héctor Montes de Oca – imputados en esta causa- por no tener la querella formal, pero sí hicieron valoración de las pruebas producidas a lo largo del proceso.
El último querellante en hablar fue Daniel Villagra, representante de la causa de la desaparición del empresario José Guetas Chebaia. Chebaia, que además fuera secretario de planeamiento, fue secuestrado el 24 de marzo de 1976. El abogado Daniel Villagra, que tampoco pudo pedir pena para los imputados, dijo que estaba seguro que la fiscalía supliría con creces esta falta.
Publicado por Gabriela Cruz
Vctimas: 118 de Jefatura, 97 de ‘el Arsenal’. 55 víctimas tenían hijos. 4 mujeres estaban embarazadas, 3 hombres esperaban el nacimiento de sus hijos. No los conocieron. Números que son más que eso, son historias. Historias de vidas que por más de 30 años parecían que iban a quedar solamente en la memoria de quienes los amaron. Historias que un puñado de hombres, que se creían dueños de todo, decidieron cambiar. Que hoy, a pesar de todo lo hecho por silenciarlas, se cuentan, se escriben, se gritan.
El martes 12 se cumple un año desde que empezó el juicio por delitos de lesa humanidad más grande del noroeste argentino, la ‘megacausa’ Jefatura II Arsenales. A lo largo de este año pasaron más de 400 testigos y se leyó el testimonio de otras 400 personas. Se visitó uno a uno los lugares donde muchos de esos sobrevivientes padecieron el infierno. Jefatura de Policía, Escuela de Educación Física, Reformatorio, Nueva Baviera, ‘Escuelita’ de Famaillá, Comisaría de Monteros, Caspinchango, Santa Lucía, Arsenales. Y los lugares que preservaron los restos, la prueba irrefutable: las fosas en el Arsenal y el Pozo de Vargas. Y llegó el momento de los alegatos, “la justicia está en los alegatos”, dice una de las familiares. Es que allí no solo se habla, se reivindica, e independientemente de la sentencia, se hace justicia en la palabra y con la palabra.
El jueves 7 terminaron de presentar los alegatos todas las querellas. Entre los últimos en hacerlo estuvieron Daniel Mendivil y Juan Cárlos Véliz. Los abogados hablaron de la usurpación del inmueble de calle Frías Silva al 200. En esa vivienda vivía el matrimonio de Diana Oesterheld y Carlos Araldi. La pareja alquilaba la casa a don Onésimo Marini cuando, en 1976, Diana fue secuestrada junto a su hijo de poco más de un año. Carlos fue asesinado y el pequeño fue abandonado en la Casa Cuna de donde fue retirado por sus abuelos paternos. Diana, que estaba embarazada de más de 6 meses, permanece desaparecida. La propiedad en la que el matrimonio se encontraba viviendo fue ocupada, según indican varios testimonios, por María Elena Guerra. Ella y Roberto Heriberto Albornoz, quien estuvo a cargo del secuestro de Oesterheld, habrían mantenido una relación amorosa. María Elena Guerra se encuentra imputada por esta usurpación.
Los querellantes indicaron que la imputada no pudo explicar cómo llegó a vivir en la propiedad de los Marini. Sostuvieron que se contradijo en las diferentes declaraciones. Que los testigos presentados por la defensa incurrieron en falso testimonio. Solicitaron que la fiscalía los investigue por este delito, al igual que a los abogados defensores quienes, según indicaron, actuaron con ‘mala fe procesal’. Finalmente hicieron la petición de la pena de tres años de prisión e inhabilitación absoluta por igual tiempo, por el delito de usurpación de la propiedad, con calificación de delito de lesa humanidad.
A continuación se refirieron al caso de la familia Osores. Carlos Osores, militante comunista, permanece desaparecido. La familia fue víctima de tres operativos en los que los saquearon y los golpearon. En el primero de ellos violaron a una menor de 15 años que se encontraba en la vivienda. Los testimonios presentados por esta causa contaron con detalle lo sucedido. Afirmaron haber reconocido, entre los secuestradores, a Francisco ‘Pancho’ Orce y a Mario ‘Malevo’ Ferreyra. Mendivil y Véliz no pidieron pena para Ernesto Rivero y Héctor Montes de Oca – imputados en esta causa- por no tener la querella formal, pero sí hicieron valoración de las pruebas producidas a lo largo del proceso.
El último querellante en hablar fue Daniel Villagra, representante de la causa de la desaparición del empresario José Guetas Chebaia. Chebaia, que además fuera secretario de planeamiento, fue secuestrado el 24 de marzo de 1976. El abogado Daniel Villagra, que tampoco pudo pedir pena para los imputados, dijo que estaba seguro que la fiscalía supliría con creces esta falta.