El constante pedido de cárcel común para los genocidas
Así dijo en su testimonio Fernando Sosa Padilla ayer en una nueva audiencia por el crimen del militante cordobés Osvaldo De Benedetti asesinado en 1978 en plena dictadura militar.
Una nueva jornada del juicio oral en el marco de la causa De Bendetti se llevó a cabo ayer en el Tribunal Oral Federal (TOF) de Tucumán. Osvaldo De Benedetti fue asesinado en 1978, en el contexto del terrorismo de Estado.
Uno de los testimonios más conmovedores de la jornada fue el de Fernando Sosa Padilla. "Recuerdo que De Benedetti me dijo que lo iban a matar porque lo tenían catalogado como el tercero en importancia dentro del ERP", expresó.
El testigo aseguró que mientras estuvo detenido escuchó decir que De Benedetti ya no volvería más.
Por otro lado el histórico militante peronista recordó que "después del 24 de marzo, los presos políticos pasamos a ser rehenes del terrorismo de Estado".
En este sentido sostuvo que "intentar la más mínima resistencia era imposible". Por último Sosa Padilla reivindicó al Ministerio Público de la Defensa, valoró la posibilidad de defenderse de los imputados.
Otro de los testigos que declaró ayer fue Enrique Mario Asbert. Lo hizo a través del sistema de teleconferencia desde Córdoba.
Asbert era abogado de Amnistía Internacional, fue detenido en 1975 y estuvo preso hasta 1982. Estuvo detenido en el D2 de Córdoba, en la Unidad Penitenciaria 1, Sierra Chica, Caseros y Rawson
Asbert explicó en qué consistía "el argot al que llamaban 'ley de fuga'". Con este mecanismo se explicó el asesinato de De Benedetti.
La Ley de fuga es la conceptualización del mecanismo que explica la ejecución extrajudicial. Bajo esta forma se simulaba que en el marco de un traslado el detenido intentaba fugarse y al no responder a la voz de alto el guardia o custodio abría fuego y le daba muerte para evitar su escape. Esta argumentación fue creada para liberar de responsabilidad a los ejecutores.
Este fue el eufemismo que los responsables aplicaron para "blanquear" los fusilamientos. Ante la opinión pública se afirmaba que a los detenidos se les había aplicado la Ley de Fuga porque intentaron escaparse, lo que al mismo tiempo posibilitaba la utilización de esta información para afirmar la existencia de una "guerra", y difundir el miedo en la población en general y en las organizaciones en particular.
Un caso previo paradigmático fue el hecho ocurrido el 22 de agosto de 1972, conocido como la Masacre de Trelew, donde fueron fusilados 16 militantes políticos, dentro de la Base Aeronaval Almirante Zar.
También declaró Heraldo Ernesto Biolatto, coronel retirado, dijo no saber cómo funcionaba el Ejército durante los 70 porque era un cadete egresado en 1979.
La defensa pidió un cuarto intermedio para hablar con los imputados porque "el testigo es de vital importancia". A pesar de la oposición de la defensa que testifiquen Ramón Ariza, Félix Carranza y Julián Contreras, los testigos declararon. Eran miembros del Servicio Penitenciario de Unidad Penitenciaria Nº 1 de Córdoba
Los tres testigos sostuvieron que quienes se encargaban de los presos políticos, entre los que estuvo De Benedetti, eran miembros del ejército.
Los imputados son los ex militares Camilo Colotti (el único en Tucumán); Ariel Valdiviezo, Jorge Gorleri, Alberto Lucena, Héctor Chilo y Jorge González Navarro (participan por videoconferencia). También estaban acusados Luciano Benjamín Menéndez (fue separado porque es juzgado en otros procesos orales) y Jorge Rafael Videla (falleció).
De Benedetti, que habría pertenecido al ERP, fue detenido en 1974. Cumplió un derrotero de traslados por diversos penales. En 1978 fue traído a Tucumán y alojado Villa Urquiza.
Apareció muerto en el sur de la provincia.
La versión oficial dio cuenta de que fue "abatido" en un supuesto intento de fuga. Las querellas, sin embargo, aseguran que fue fusilado.
Así dijo en su testimonio Fernando Sosa Padilla ayer en una nueva audiencia por el crimen del militante cordobés Osvaldo De Benedetti asesinado en 1978 en plena dictadura militar.
Una nueva jornada del juicio oral en el marco de la causa De Bendetti se llevó a cabo ayer en el Tribunal Oral Federal (TOF) de Tucumán. Osvaldo De Benedetti fue asesinado en 1978, en el contexto del terrorismo de Estado.
Uno de los testimonios más conmovedores de la jornada fue el de Fernando Sosa Padilla. "Recuerdo que De Benedetti me dijo que lo iban a matar porque lo tenían catalogado como el tercero en importancia dentro del ERP", expresó.
El testigo aseguró que mientras estuvo detenido escuchó decir que De Benedetti ya no volvería más.
Por otro lado el histórico militante peronista recordó que "después del 24 de marzo, los presos políticos pasamos a ser rehenes del terrorismo de Estado".
En este sentido sostuvo que "intentar la más mínima resistencia era imposible". Por último Sosa Padilla reivindicó al Ministerio Público de la Defensa, valoró la posibilidad de defenderse de los imputados.
Otro de los testigos que declaró ayer fue Enrique Mario Asbert. Lo hizo a través del sistema de teleconferencia desde Córdoba.
Asbert era abogado de Amnistía Internacional, fue detenido en 1975 y estuvo preso hasta 1982. Estuvo detenido en el D2 de Córdoba, en la Unidad Penitenciaria 1, Sierra Chica, Caseros y Rawson
Asbert explicó en qué consistía "el argot al que llamaban 'ley de fuga'". Con este mecanismo se explicó el asesinato de De Benedetti.
La Ley de fuga es la conceptualización del mecanismo que explica la ejecución extrajudicial. Bajo esta forma se simulaba que en el marco de un traslado el detenido intentaba fugarse y al no responder a la voz de alto el guardia o custodio abría fuego y le daba muerte para evitar su escape. Esta argumentación fue creada para liberar de responsabilidad a los ejecutores.
Este fue el eufemismo que los responsables aplicaron para "blanquear" los fusilamientos. Ante la opinión pública se afirmaba que a los detenidos se les había aplicado la Ley de Fuga porque intentaron escaparse, lo que al mismo tiempo posibilitaba la utilización de esta información para afirmar la existencia de una "guerra", y difundir el miedo en la población en general y en las organizaciones en particular.
Un caso previo paradigmático fue el hecho ocurrido el 22 de agosto de 1972, conocido como la Masacre de Trelew, donde fueron fusilados 16 militantes políticos, dentro de la Base Aeronaval Almirante Zar.
También declaró Heraldo Ernesto Biolatto, coronel retirado, dijo no saber cómo funcionaba el Ejército durante los 70 porque era un cadete egresado en 1979.
La defensa pidió un cuarto intermedio para hablar con los imputados porque "el testigo es de vital importancia". A pesar de la oposición de la defensa que testifiquen Ramón Ariza, Félix Carranza y Julián Contreras, los testigos declararon. Eran miembros del Servicio Penitenciario de Unidad Penitenciaria Nº 1 de Córdoba
Los tres testigos sostuvieron que quienes se encargaban de los presos políticos, entre los que estuvo De Benedetti, eran miembros del ejército.
Los imputados son los ex militares Camilo Colotti (el único en Tucumán); Ariel Valdiviezo, Jorge Gorleri, Alberto Lucena, Héctor Chilo y Jorge González Navarro (participan por videoconferencia). También estaban acusados Luciano Benjamín Menéndez (fue separado porque es juzgado en otros procesos orales) y Jorge Rafael Videla (falleció).
De Benedetti, que habría pertenecido al ERP, fue detenido en 1974. Cumplió un derrotero de traslados por diversos penales. En 1978 fue traído a Tucumán y alojado Villa Urquiza.
Apareció muerto en el sur de la provincia.
La versión oficial dio cuenta de que fue "abatido" en un supuesto intento de fuga. Las querellas, sin embargo, aseguran que fue fusilado.
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