miércoles, 28 de diciembre de 2011

"Estamos recuperando personas"

El equipo de arqueólogos que trabaja en el llamado Pozo de Vargas comenzó a investigar una zona crítica de lo que sería la primera fosa común clandestina hallada en Tucumán tras la dictadura militar y los expertos consideran que podrían encontrar más huesos de las víctimas de la represión.

“Estamos recuperando personas”, indicó el viernes Víctor Ataliva, uno de los especialistas que trabaja en el lugar donde hace pocos días se confirmó que allí estaban los restos del ex senador provincial Guillermo Vargas Aignasse.

Altiva encabezó una conferencia de prensa junto con los expertos María Gloria Colaneri, Alejandro Leiva, Luciano Molina, Andrés Romano, Fabio Srur y Ruy Zurita, en la que detallaron las etapas que cumplieron desde 2002, cuando comenzaron a trabajar como auxiliares del Juzgado Federal N° 2 a cargo de Fernando Poviña.

Dejaron en claro que en el lugar se arrojaron cuerpos, aunque no se puede determinar cuántos ni tampoco se puede precisar si las víctimas llegaron vivas y fueron ejecutadas en el lugar o si sólo tiraron los cadáveres.

De lo que sí están convencidos los investigadores es de qué se hicieron grandes esfuerzos para ocultar la fosa, ya que entre las dificultades que encontraron en el lugar estuvo la necesidad de remover cientos de kilos de escombro.

“Hay bloques de hasta 300 kilos de mampostería y había algunas construcciones alrededor que fueron destruidas para invisibilizar el sitio y los restos fueron arrojados adentro”, precisó.

Ataliva aseguró que los 10 metros que restan remover son “críticos” y que de allí se podrían rescatar los huesos mejor conservados ya que en primera instancia se encontraron huesos muy fragmentados.

Los restos óseos que se descubrieron primero habrían sido los últimos en arrojarse al pozo y los que recibieron el impacto de los escombros, según Altiva.

Además de los vestigios humanos y de elementos asociados, se encontró material de plásticos, carbones, vidrios y otros objetos que permiten ubicar temporalmente la actividad dentro del Pozo.

Entre los restos aparecieron dos tapitas de gaseosas con motivos infantiles que permitieron estimar que las tareas habrían comenzado desde 1975.

“Junto a Vargas Aignasse se recuperaron otros restos que están siendo analizados, pero por el contexto, no se puede precisar cuántas personas son”, expresó Ataliva.

El Pozo de Vargas es la primera fosa común clandestina descubierta en Tucumán en la que se arrojaron cadáveres de personas secuestradas, torturadas y asesinadas durante la última dictadura militar.

En ese lugar, hace 10 días, se identificaron los primeros restos extraídos de allí, pertenecientes al ex senador provincial peronista Guillermo Vargas Aignasse.

lunes, 26 de diciembre de 2011

Se incia nuevo juicio oral por crímenes de lesa humanidad

Roberto "El Tuerto" Albornoz comenzó a ser juzgado en la denominda ´Causa Aguirre´, en la que está imputado por los delitos de violación de domicilio, privación ilegítima de la libertad y homicidio agravado.

En el banquillo de los acusados faltaron los represores Luciano Benjamín Menéndez, ausente por cuestiones de salud, y Antonio Domingo Bussi, quien falleció horas después del comienzo del debate.

Liliana Aguirre y Mariana Tello, hijas de Juan Carlos Aguirre y Margarita Susana Azize Weiss, respectivamente, fueron las primeras en prestar testimonio en la jornada desarrollada este jueves en los tribunales federales de la capital tucumana.

Ambas eran muy pequeñas cuando sus padres fueron víctimas de la dictadura militar, pero con los años pudieron reconstruir lo sucedido el 12 de julio de 1976, cuando ambos fueron secuestrados y posteriormente asesinados.

Tello, hija de Azize Weiss, sostuvo que "me hace muy bien pensar que se haga justicia 30 años después".

"Todo lo que se es por el relato de familiares porque yo tenía nueve meses cuando sucedió", agregó.

La mujer recordó que aquel día su madre la llevaba en un cochecito y volvían a la casa de Piedras 710, cuando se produjo el operativo militar. "Ella trató de protegerme y fue acribillada por los militares", indicó.

Durante su emotivo relato, Tello indicó que estuvo desaparecida durante varias semanas y luego fue restituida.

"Aún no sé qué pasó conmigo durante dos meses hasta que mis abuelos se enteraron de que me tenía uno de los policías que participaron del operativo y me devolvieron", señaló.

"Dijeron que me devolvían porque era muy molesta y les cobraron los gastos de manutención", contó Tello ante el Tribunal Oral Federal de Tucumán que integran Carlos Enrique Ignacio Jiménez Montilla, Gabriel Eduardo Casas y Jaime Díaz Gavier.

También recordó que durante el operativo se llevaron todo lo que había en la casa y que su padre estuvo prófugo hasta que volvió la democracia al país y pudieron reecontrarse en 1984.

La primera en declarar fue Aguirre, quien señaló que de la muerte de su padre tiene recuerdos borrosos.

"Mi mamá lloraba y con mis hermanos preguntamos quién lo había hecho. Ella respondió: unas personas que pensaban distinto a él", señaló la mujer que actualmente se desempaña como jueza en lo civil y comercial en Goya, Corrientes Explicó con su madre y sus hermanos vivían en Corrientes cuando recibieron la noticia y que en ese momento "los diarios consignaban que se había tratado de un enfrentamiento".

"El era integrante y militante de Montoneros y todos lo recuerdan como un buen tipo, una buena persona. El era religioso, de la Acción Católica", añadió.

Durante su relato dijo que "en Tucumán vivíamos en una casa humilde, en la periferia y una vez hubo un allanamiento y mi papá se escapó por la puerta de atrás".

"Después de la muerte de papá, en casa nunca más se lo nombró hasta la vuelta de la democracia", expresó.

Albornoz escuchó la imputación, lectura que duró más de una hora, y se negó a declarar.

"No tengo que declarar porque no he cometido ese delito y no puedo hablar de lo que no conozco, porque sólo he respetado a rajatabla lo que se me ordenaba.

"Soy un perseguido, un chivo expiatorio. No conozco al señor Aguirre ni a la señora Weiss. Ni siquiera recuerdo si ese día estaba de servicio. Estoy aquí porque ya no viene nadie de arriba", dijo el ex jefe de la D2 (de la Policía de Tucumán) durante la dictadura que ya fue condenado a cadena perpetua por delitos de lesa humanidad.

Ambas víctimas, militantes de Montoneros, fueron secuestradas el 12 de julio de 1976, en Tucumán y dos días más tarde, el Comando del III Cuerpo del Ejército informó que habían muerto en enfrentamientos.

El Equipo Argentino de Antropología Forense identificó el cuerpo de Aguirre en diciembre de 2009, en una fosa común del Cementerio del Norte, y su cuerpo fue uno de los dos primeros restos de desaparecidos que se identificaron en la provincia.