martes, 28 de mayo de 2013

Después de 37 años, el encuentro de dos sobrevivientes en Tucumán

Margarita Lascowski y Ernestina Yackel se reencontraron después de 37 años. Fue durante el juicio por la causa Arsenales II.

Dos mujeres sobrevivientes del mayor centro clandestino del norte argentino, que funcionó en la Compañía de Arsenales Miguel de Azcuénaga, de Tucumán, se reencontraron después de 37 años en la sala de audiencias del Tribunal Oral Federal que juzga por delitos de lesa humanidad a 41 represores. Margarita Lascowki contó el jueves que la liberaron junto a una embarazada cuya identidad desconocía. Ayer, cuando la ex monja Ernestina Yackel terminó de relatar sus cinco meses de cautiverio, Margarita se acercó y le dijo que la hermana de un militar con el marido secuestrado con quien la habían liberado era ella. Luego se estrecharon en un abrazo.

El juicio se conoce como Megacausa Arsenales II o Jefatura II, incluye casos de 215 víctimas y está previsto que declaren más de 400 testigos. Entre los imputados hay 15 militares retirados, 16 ex policías, seis ex gendarmes, dos civiles y un capellán en actividad de la Iglesia Católica: José Mijalchyk, el “padre Pepe”. “El cura hizo oraciones en latín con tonada tucumana”, lo recordó el jueves el testigo Santos Juárez, que estuvo veinte días secuestrado en Arsenales. “Escuché a dos soldados pidiendo que llamen al cura, decían que lo traigan a Pepe”, apuntó. Excepto un imputado con arresto domiciliario, los demás están presos: 32 en el penal de Villa Urquiza, ocho en el hospital de la cárcel de Ezeiza.

La primera testigo ayer fue Diana Fabio, secuestrada en la Plaza Independencia, pleno centro de Tucumán, el 6 de agosto de 1976. Tres hombres que se identificaron como policías la cargaron a un Falcon y la llevaron a la Brigada de Investigaciones. El raid clandestino seguiría luego por la Jefatura de Policía y finalmente al “Arsenal”. “La picana daba muchísima sed. Pedí agua, me tiraron agua a la boca. ‘Con esto te va a ir peor’, me dijeron. Y fue peor”, contó ante los jueces Carlos Jiménez Montilla, Gabriel Casas y Juan Carlos Reynaga. Se esforzaba por mantener la venda en su lugar para no ver la cara de los secuestradores. “Sabía que era la única posibilidad de salir con vida”, explicó.

Diana tenía 22 años, era maestra, estudiaba Arquitectura en la Universidad Nacional de Tucumán y militaba en el Frente de Agrupaciones Universitarias de Izquierda, informó en su web el diario La Gaceta. Entre los secuestrados que identificó nombró a Angel Manfredi, dirigente ferroviario de Tafí Viejo, y a Ana María Sosa de Reynaga, maestra de la Escuela Normal. “Angel dijo que era del PCR (Partido Comunista Revolucionario) y yo pensé ‘lo van a matar’”, recordó. También habló con Ana y le contó sobre su secuestro. “Fue mi profesora, era maravillosa. Me pidió que cuando saliera viera a sus hijitos. No pude, no me dio el cuero”, se sinceró. Su último destino fue la cárcel de Villa Urquiza, donde ahora están los represores. Antes de liberarla le hicieron firmar una declaración en la que decía que había participado en la guerrilla urbana. “Espero que se pudran en la cárcel”, les deseó a los acusados.

Luego fue el turno de Ernestina Yackel, ex monja y ex esposa del sacerdote tercermundista desaparecido José Nieva. Yackel, que estaba embarazada, contó que fue secuestrada de su casa, donde quedó su hija de diez meses. Estuvo cinco meses en cautiverio, en seis lugares diferentes. “Durante su declaración nos dimos cuenta de que ella era la mujer embarazada con la que liberaron a Margarita Lascowski”, contó por Twitter la abogada querellante Julia Vitar. “Margarita y Ernestina se reencontraron en el TOF, después de 37 años, a cara descubierta, y se reconocieron como compañeras de cautiverio”, relató. Margarita había apuntado el jueves pasado su liberación junto a una embarazada cuya identidad desconocía. “Todo era muy perverso y muy siniestro, tanto que tardé años en hablar de esto”, relató luego de contar su secuestro y el de su marido, Adolfo Méndez Brander, que sigue desaparecido. “En ese lugar había todos los olores del mundo, pero el más fuerte era el del miedo”, había declarado.

lunes, 20 de mayo de 2013

Megacausa Jefatura II - Arsenales II Jornada de impactantes testimonios

Una extensa jornada fue la del viernes en el marco de la Megacausa
La primera testigo de la jornada fue Hilda Figueroa, oriunda de Calilegua, Jujuy, vivió un tiempo en Tucumán. Habló de secuestros de estudiantes jujeños. A varios de ellos se los llevaron de una peña mientras festejaban un cumpleaños.

Hilda fue secuestrada en Jujuy la Noche del Apagón. Días antes habían secuestrado jóvenes jujeños en Tucumán, entre los desaparecidos se encuentra Víctor Zafarov.

Resaltó que “absolutamente nadie de los secuestrados podíamos disponer de la vida o la muerte como sí los secuestradores".

Luego de los aplausos con los que el público despidió a Hilda, llegó el turno de Lucía Mercado, quien habló de Santa Lucía y todo lo que ocurrió en torno al Ingenio.

Contó cómo se modificó la vida en Santa Lucía con la instalación de la Base Militar en el ex Ingenio. “Era tal el respeto que le tenían a la autoridad constituida que se dejaron llevar a sus hijos", afirmó y agregó: "las autoridades militares creían que todo el pueblo de Santa Lucía era o colaboraba con los guerrilleros" por eso opinó que la decisión militar era “hacerlo desaparecer (al pueblo)".

A su vez destacó que "eran fuerzas especiales, preparadas, porque no cualquiera puede ser torturador".

Al finalizar la declaración el imputado Valdiviezo pidió la palabra para expresar que no estaba en Santa Lucía en 1975.

Posteriormente declaró Julio S. testigo víctima. La primera vez que lo detuvieron fue en abril de 1976. El 2 de mayo lo llevaron a Arsenales, él y su hermano fueron colgados.

La segunda, el 20 de julio, en Nueva Baviera y luego lo pasaron a Arsenales. Entonces estuvo con Soberón y Quinteros.

Julio era empleado público, tenía 36 años. Cuando lo detuvieron el Estado lo dejó cesante "el sueldo lo había cobrado otro", expresó. Contó que fue liberado el mismo día que Quinteros, Soberón y la señora Moyano.

Dijo que mientras estuvo en ex Arsenales se escuchaban disparos pero "dos veces a la semana se escuchaban muchísimos disparos. Era una sola cosa".

También resaltó que lo obligaron a firmar una declaración en Famaillá en 1986. “Las amenazas eran de autoridades provinciales”.

A su vez precisó que en el 76 quien recorría Caspinchango era Trucco, imputado en este juicio.

lunes, 6 de mayo de 2013

Megacausa Jefatura II - Arsenales II Víctimas de violencia sexual y sus padecimiento durante el cautiverio

El viernes fue una jornada de testimonios impactantes. Declararon personas que sufrieron violencia sexual en el ex Arsenales. Relataron de sus secuestros, las torturas padecidas. Unos de ellos dijo que conoció lo que significa "la pérdida de la dignidad".

A todos los testigos que declararon el viernes se le aplicó el protocolo de tratamiento a testigos víctimas de delitos sexuales. Es decir no se dieron a conocer sus nombres.

La jornada se inició con un planteo de nulidad realizado por los abogados defensores contra los fiscales ad doc Patricio Rovira y Pablo Camuña, presentación que fue analizada por el tribunal durante la mañana.

Tras analizar el pedido de nulidad, los jueces Carlos Jiménez Montilla, Gabriel Casas y Juan Carlos Reynaga, integrantes del Tribunal Oral Federal, rechazaron la presentación y ordenaron la continuidad de las audiencias.

En esta ocasión decidieron utilizar el protocolo de protección para testigos que fueron víctimas de ataques sexuales y cuyas identidades se mantienen en reserva.

La primera testigo fue NC, quien afirmó que fue "secuestrada, torturada y mancillada", y contó que le decían "La Gringa", nombre de guerra que le pusieron los represores cuando ingresó al centro clandestino de detención.

En impactante testimonio aseguró que cuando salió de una sesión de tortura pudo hablar con Santiago Díaz, Lucho Falú, a integrantes de la familia Rondoletto y a alguien que identificó como "Trini".

Sostuvo que le aplicaron torturas con picanas en todo el cuerpo, incluso en su vientre, estando embarazada.

Entre sus torturadores reconoció a Moreno y a uno que le decían "Cachito". Además dijo que vio a Alfredo González, por debajo de la venda que le tapaba los ojos.

También contó que vio a Juan Carlos Pastori, a José Díaz Saravia (estaba destruido) y a su esposa Tere.

Señaló al escribano Benedicto como uno de los entregadores. “Trabajaba en el Servicio de Inteligencia”, sostuvo.

NC mencionó que después de que la pusieron en libertad, fue vigilada. “Hasta el día de hoy me persiguen y hostigan”.

Antes de finalizar el testimonio el defensor Benedicto pidió que a López Guerrero se lo incorpore como testigo. El Tribunal aclaró que es imputado.

Luego llegó el turno de CM. Describió la noche de su secuestro. Fue llevada por ruta y luego por camino de tierra. La llevaron a un pabellón. Esa noche pudo hablar con Julio Campopiano. Al día siguiente empezaron los interrogatorios.

Allí le preguntaron por Ricardo Torres Correa, por Adriana Mitrovich, entre otros. Dijo, además, que vio a una niña de 16 años, era analfabeta, le decían "la piojosa" quien  había visto cómo mataron a sus padres, creía que 2 de sus hermanos estaban secuestrados.

CM recordó a Julio Campopiano como un poeta inteligente y muy buena persona. Tenía entre 17 y 18 años.

La testigo indicó que uno de los más crueles torturadores era "el Indio". La testigo anterior dijo lo mismo.

CM aclaró que no denunció haber sido torturada porque no pensó que los golpes eran torturas. "Me dieron a elegir submarino o violación"

Cuando la liberaron le sacaron la venda, vio a una mujer vestida de celeste, la dejaron junto a un árbol, sola. Se acercó un hombre y la llevó a una comisaría.

Le hicieron firmar una declaración a punta de pistola y la llevaron al penal de Villa Urquiza.

Allí vio a Hidalgo, le dijo que el objetivo de que estén presas era para que se vuelvan locas o se mueran.

A su vez mencionó que Zimmerman le dijo que "en este país no estaba prohibido decir o hacer sino también pensar" y que “era peligrosa por ser de Filosofía y Letras”.

La testigo aseguró que en democracia fue perseguida y presionada a ratificar la declaración tomada bajo tortura. También recibió presiones para retirar las declaraciones hechas ante la Bicameral y la CoNaDep.

"Es muy duro después de 37 años que los testigos sigan esperando 9 horas para declarar", finalizó.

Posteriormente declaró un hombre que sufrió violencia sexual. Hizo el Servicio Militar en 1976.

Contó que lo llevaron en el baúl de un auto junto a otro hombre mayor, luego subieron a unas chicas en los asientos. Lo trasladaron a la Escuela de Educación Física. Allí habló con un chico que dijo ser de San Pablo. Luego fue trasladado al Arsenal Miguel de Azcuénaga. "No puedo describir con palabras el trato en ese campo de concentración".

Y agregó, allí comprendí "lo que es perder la dignidad humana".

El testigo dijo que a los guardias los rotaban para que no se 'familiaricen' con los detenidos. "Algunos llegaron a tenernos compasión". MM recordó que había una chica embarazada que le decían 'La gorda' o 'La turca'.

También expresó que "tendría que haberse realizado, aunque sea un juicio sumario y si los fusilaban, entregar el cuerpo a los familiares".

Explicó, a su vez, por qué no hizo denuncias durante el gobierno democrático de Alfonsín. "Incluso en ese momento las Fuerzas Armadas tenían tanto poder como cuando me llevaron a mi".

Las audiencias continuarán el jueves.

Fuente: Tucuman Hoy

viernes, 3 de mayo de 2013

Megacausa Jefatura II - Arsenales II "Fue un plan sistemático de exterminio"

Dijo en su testimonio Liliana Vittar, testigo en la megacausa "Arsenales II-Jefatura II". La actual jueza fue asesora de la comisión bicameral que investigó los delitos de lesa humanidad cometidos durante la última dictadura militar.

La Comisión Bicameral que registró denuncias sobre secuestros y desapariciones durante la última dictadura llegó a la conclusión de que "hubo un plan sistemático llevado a cabo por todas las Fuerzas Armadas", reveló ayer Liliana Vittar, testigo en la megacausa "Arsenales II-Jefatura II".

 Vitar, quien actualmente es jueza penal y preside la Asociación de Magistrados de Tucumán, fue asesora de la comisión bicameral que investigó los delitos de lesa humanidad cometidos durante la última dictadura militar y fue la testigo que inició la jornada desarrollada ayer en los tribunales federales de Tucumán.

 La magistrada explicó con detalles el informe donde se cuenta cómo eran los secuestros y cuales eran los 33 centros clandestinos que funcionaban en la provincia.

 La bicameral, que funcionó entre marzo de 1984 y abril de 1985, recibió 487 denuncias de liberados y familiares de desaparecidos en Tucumán. Funcionó durante un año.

Destacó que cuando las causas estuvieron en manos del Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas las presiones y amenazas fueron constantes.

La testigo indicó que entre los métodos de tortura estaban: el enterramiento, el arrastre, las picanas. También saqueaban y tomaban 'botín de guerra'.

En este marco, precisó que la Bicameral llegó a la conclusión que “era un plan sistemático. Una total privación de la justicia, incluso los abogados eran asesinados”.

Respecto a métodos de tortura indicó que “en la escuelita de Famaillá la picana eléctrica estaba dirigida los senos y a la parte genital, mientras que en Monteros tenían como método de tortura el "colgamiento".

Por último manifestó que miembros de la sociedad civil fueron cómplices y partícipes, entre ellos empresarios de ingenios y médicos.

Antes de finalizar su testimonio, que fue acompañado por fuertes aplausos, dijo "he trabajado con mucho apoyo de las madres a quienes agradezco tanto su fuerza, su lucha, su ternura".

 Durante la jornada también se leyó la declaración de Alberto Augier, uno de los secuestrados que pasó por Arsenales y logró sobrevivir, aunque falleció antes de que comience la megacausa.

En esa declaración, Augier contó que lo dejaron 5 días enterrado solo con su cabeza afuera y que cuando lo sacaron del pozo lo llevaron a una sala de tortura.

También detalló el horror vivido por los detenidos y resaltó que había un guardia al que recordaba por "lo sádico y degenerado que era".

Augier contó que el lema del represor Antonio Domingo Bussi era "`es preferible matar a un inocente a que se escape un subversivo`". 

El testigo estuvo detenido y fue torturado por aproximadamente 5 meses en Arsenal Miguel de Azcuénaga. Contó del asesinato de un hombre delante de su hijo a quien lo secuestraron luego.

El Tribunal Oral Federal (TOF) que integran los jueces Gabriel Casas, Carlos Jiménez Montilla y Juan Carlos Reynaga dispuso un cuarto intermedio antes de comenzar el testimonio de Mirta Mántaras, quien declarará hoy.