La señalización como Centro Clandestino de Detención de la "Escuelita" de Famaillá, realizada el pasado miércoles, coincidió con el día que secuestraron, hace 37 años a Néstor Juan Agustín Zurita, mi hermano, a la edad de 23 años.
Una reconstrucción de aquellos días por los que pasó la familia Zurita.
El miércoles pasado, 1º de Agosto se cumplieron 37 años de la detención y desaparición de Néstor Juan Agustín Zurita, mi hermano, a la edad de 23 años. Fue secuestrado por el Ejército Argentino, acantonado en Famaillá en el marco del Operativo Independencia. Lo sacaron del hogar, en Villa Urquiza, cuando dormía, a las 2.30 de la madrugada, en un enorme operativo militar. Esa madrugada fue nefasta para los militantes del barrio muchos de ellos fueron secuestrados.
Mi hermano vivía con mi madre y mi hermana, María Rosa Zurita de 20 años que, en plena mañana del 11 de noviembre de 1975, fuera secuestrada de su lugar de trabajo, en el quiosco de diarios y revistas de Venezuela y Avenida Mitre de nuestra propiedad. El grupo de cobardes parapetados en armas de grueso calibre desplegó una inusitada violencia sobre mi hermana que se encontraba sola, los vecinos fueron testigos que a fuerza de patadas, trompadas, culatazos, arrastrada de los pelos fue introducida en un auto y llevada a Jefatura de Policía en Salta y Santa Fe sin poder obtener hasta la fecha otra información.
Mis hermanos pasaron a engrosar la larga lista de los detenidos desaparecidos del Operativo Independencia establecido por decreto en el gobierno justicialista de Isabel Perón. Ese infame decreto, del 05 de febrero de 1975, fue firmado por casi todos sus ministros.
Mi hermano fue llevado a la Escuelita de Famaillá, hacia el 20 de agosto tomamos conocimiento que había sido fusilado.
El calvario de la desaparición forzada sometió a mi madre a peregrinar por todos los estamentos del estado provincial, con una única respuesta, “no están”, avalado por la complicidad de la Justicia federal que rechazaba los Habeas Corpus interpuestos.
Resultó coincidente que al cumplirse los 37 años de la detención desaparición de mi hermano, se realizó el descubrimiento del Señalamiento del centro clandestino de tortura y exterminio donde fuera recluido, fue allí que los asesinos del terrorismo estatal dispusieran su Disposición Final. Con contenida emoción los familiares estuvimos presentes.
Enorme sorpresa me depararon los discursos, la oportunidad con el marco propicio de hacer referencia explicita del contexto histórico fue evitado, no se dijo que el accionar criminal fue en un gobierno constitucional, un año antes del golpe cívico militar, del mismo signo partidario de la gestión presente.
El accionar genocida del Operativo Independencia nos debe interpelar como Sociedad, no se puede soslayar nuestra responsabilidad como ciudadanos pero resulta vital para la vida democrática reclamar a todas las Instituciones, en especial a las partidarias, su cupo de responsabilidad ya que en forma tácita o expresa dieron su aprobación a la represión generalizada permitiendo que el Estado terrorista dispusiera todo su aparato represivo para perseguir y exterminar a todos aquellos que fueron caracterizados como oponentes políticos.
El ejercicio de MEMORIA sacará a la luz la VERDAD, garantía de JUSTICIA HISTÓRICA.
Raquel Zurita
Una reconstrucción de aquellos días por los que pasó la familia Zurita.
El miércoles pasado, 1º de Agosto se cumplieron 37 años de la detención y desaparición de Néstor Juan Agustín Zurita, mi hermano, a la edad de 23 años. Fue secuestrado por el Ejército Argentino, acantonado en Famaillá en el marco del Operativo Independencia. Lo sacaron del hogar, en Villa Urquiza, cuando dormía, a las 2.30 de la madrugada, en un enorme operativo militar. Esa madrugada fue nefasta para los militantes del barrio muchos de ellos fueron secuestrados.
Mi hermano vivía con mi madre y mi hermana, María Rosa Zurita de 20 años que, en plena mañana del 11 de noviembre de 1975, fuera secuestrada de su lugar de trabajo, en el quiosco de diarios y revistas de Venezuela y Avenida Mitre de nuestra propiedad. El grupo de cobardes parapetados en armas de grueso calibre desplegó una inusitada violencia sobre mi hermana que se encontraba sola, los vecinos fueron testigos que a fuerza de patadas, trompadas, culatazos, arrastrada de los pelos fue introducida en un auto y llevada a Jefatura de Policía en Salta y Santa Fe sin poder obtener hasta la fecha otra información.
Mis hermanos pasaron a engrosar la larga lista de los detenidos desaparecidos del Operativo Independencia establecido por decreto en el gobierno justicialista de Isabel Perón. Ese infame decreto, del 05 de febrero de 1975, fue firmado por casi todos sus ministros.
Mi hermano fue llevado a la Escuelita de Famaillá, hacia el 20 de agosto tomamos conocimiento que había sido fusilado.
El calvario de la desaparición forzada sometió a mi madre a peregrinar por todos los estamentos del estado provincial, con una única respuesta, “no están”, avalado por la complicidad de la Justicia federal que rechazaba los Habeas Corpus interpuestos.
Resultó coincidente que al cumplirse los 37 años de la detención desaparición de mi hermano, se realizó el descubrimiento del Señalamiento del centro clandestino de tortura y exterminio donde fuera recluido, fue allí que los asesinos del terrorismo estatal dispusieran su Disposición Final. Con contenida emoción los familiares estuvimos presentes.
Enorme sorpresa me depararon los discursos, la oportunidad con el marco propicio de hacer referencia explicita del contexto histórico fue evitado, no se dijo que el accionar criminal fue en un gobierno constitucional, un año antes del golpe cívico militar, del mismo signo partidario de la gestión presente.
El accionar genocida del Operativo Independencia nos debe interpelar como Sociedad, no se puede soslayar nuestra responsabilidad como ciudadanos pero resulta vital para la vida democrática reclamar a todas las Instituciones, en especial a las partidarias, su cupo de responsabilidad ya que en forma tácita o expresa dieron su aprobación a la represión generalizada permitiendo que el Estado terrorista dispusiera todo su aparato represivo para perseguir y exterminar a todos aquellos que fueron caracterizados como oponentes políticos.
El ejercicio de MEMORIA sacará a la luz la VERDAD, garantía de JUSTICIA HISTÓRICA.
Raquel Zurita
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